La cultura de Europa se ha criado en la diversidad misma, de lenguas, de historia, de poderes. Son exponentes: Miguel Ángel, Velázquez, Newton, Cervantes, Galileo, Dante, Mozart… Miles de seres con lenguas distintas, que nacieron en un mundo que procedía de la descomposición del imperio romano. Su diversidad y su unidad no era el fruto de una programación burocrática. Hoy un grupo de funcionarios llenos de buena voluntad buscan una unidad igualadora de las diferencias; diferencias que son en realidad las raíces de la cultura europea. Estos “neoigualadores” no pueden comprender la riqueza de la diversidad.
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